jueves, 26 de enero de 2012

Razones: ninguna.

Siempre empieza y acaba de la misma manera. 
El comienzo de todo siempre es una simple atracción. El secreto debe estar (y digo debe, porque yo todavía no he sido capaz de ponerlo nunca en práctica) en saber guardar las formas y esconder los sentimientos. Guardarlos bien, allí donde estén a salvo, donde nadie más que tú pueda sacarlos en el instante que crea adecuado.
Pero yo no sé hacer nada de eso. Yo no sé mirarte y no quererte, ni sé ver tu sonrisa sin sonreír. 
Yo no sé pensar en ti sin tener ganas de todo, pero contigo. 
Y la verdad es que todo esto es un lío bastante grande. Un sentimiento sin pies ni cabeza. Una ilusión sin argumentos... Se me ocurren mil maneras más de calificarlo, pero al fin y al cabo todas llevan a lo mismo, a la misma nada.
Pero así seguimos, sabiendo esto y comportándonos igual. Siendo igual de imbéciles todos los días, viendo cosas que no, que no son ni medio lógicas y demostraciones de esa inmensa nada. Dando un todo por un nada, y no, no nos cansamos nunca. 
Y lo reconozco; mi comportamiento es absurdo en lo que a ti se refiere, pero soy incapaz de cambiarlo. 
Puedo proponerme mil cosas, que tú vienes con una sonrisa en la cara y esas mil, y las mil siguientes que sé que a los dos días me propondré, ya se han ido a la mierda.
Y eso es lo inexplicable, que tú, sin razón alguna, puedes con todo. Tan pronto levantas mi mundo como lo hundes 10 metros por debajo de mis pies.

martes, 24 de enero de 2012


La vida nos pone barreras, unas fáciles de superar, otras no tanto...Para que nosotros demostremos si en verdad estamos dispuestos a luchar por lo que queremos...
Si le pones empeño, y todas tus fuerzas, toda barrera, por grande que sea, se superará, si te rindes, vas perdiendo poco a poco, y acabas no teniendo nada...
Hay que vivir siempre el presente, no lamentarse por el pasado ni emparanoiarse con el futuro...
Lo que tenga que pasar, pasará queramos o no, así que hay que vivir con lo que se tiene, y disfrutarlo al máximo, porque nunca se sabe si es para siempre o pasará algo, sacar el máximo rendimiento a todo lo que nos hace felices.



No quedan palabras por decir, sentimientos por expresar, miradas por entender o sonrisas por provocar. 
Todo lo ha conseguido ya, y no desde hace poco. 
Las cosas van fallando, los errores se van acumulando, las rayadas, los malos días, los baches... Los amigos se van alejando, las falsas amistades se van perdiendo, y los conocidos ya no importan más que eso, por conocidos. 
Cuesta a veces darse cuenta de las cosas, de que ya nada es lo que era antes, o simplemente de que nada era lo que parecía.
Ya ni la mitad se preocupa, ni siquiera fingen hacerlo. Todo lo mueve el interés en la mayoría del mundo. 
A simple vista esto no parece un balance muy positivo... Pero como bien se dice: ''No hay mal que por bien no venga.''
Pasan días, meses e incluso han pasado años... Y nada, el tiempo transcurre, a veces rápido, otras lento.. Épocas mejores, y épocas peores... Ha habido de todo, todo lo que alguien pueda llegar a imaginar en tres años. Prácticamente todo ha cambiado. Y sí, digo prácticamente, y lo digo bien alto porque a pesar de errores, de meteduras de para, de discusiones, de piques tontos, de comportamientos absurdos o de riñas sin sentido ella sigue aquí. Conmigo, cada día, al pie del cañón. Nunca se rinde, nunca. 
Puedo afirmar y estar totalmente segura de lo que digo, cuando digo que ha sido quién más se ha preocupado por mí, por mi bien. Quién más intención ha puesto en que sonría todos y cada uno de los días de mi vida. Quién más ha creído en mí. Quién más ha confiado en mí.
Y mira que la he cagado veces, ¿eh? Pero no, ella no se cansa nunca de sacarme una sonrisa y de decirme: ''no pasa nada''. Porque lo ha pasado todo. Y cuando digo todo, es todo.
Porque hay cosas que solo ella entiende, momentos que solo pueden ser compartidos con ella, risas y bromas que nadie entiende, solo nosotras. Que vale, que si, que pueden ser crueles, pero me da igual si voy al cielo, al infierno o donde cojones vaya a ir si la tengo para siempre conmigo. Porque con su compañía nada puede ir del todo mal, porque hace la vida un poco más dulce día a día.
Sinceramente, decir que se lo ha ganado todo es quedarse muy pero que muy corta. Sinceramente, es que no hay nadie como ella, por mucho que busque, jamás encontraré a nadie similar.
Es capaz de entenderlo todo, de soportarlo todo si viene de mí. Me aguanta, y eso no es tarea fácil. Se conoce todas mis comeduras de cabeza, todas mis risas, y todas mis lágrimas.
Pero es que lo mejor de todo no es nada de esto, lo mejor de todo es que me demuestra día a día que va a seguir haciéndolo siempre, que no me deja pensar ni por un instante que desaparecerá de mi vida, y me convence de que eso nunca va a pasar, porque siempre va a estar aquí, escuchándome.
Y que como tú dices: ''Hay cosas que no son para siempre, pero otras si.'' Y tú, eres una de ellas. Gracias por serlo.
La esperanza viste de colores y yo tengo los rotuladores para pintar TUS días grises. 

Que vale, que sí, que puedo calificarte de mil maneras diferentes. Que puedes llegar a ser borde, pero con cojones. Que si te lo propones eres capaz de picarme cuatro mil quinientas treinta veces a lo largo del día. Que nadie se ha metido con mi estatura tanto como tú lo haces. Que llegas a ser una pared andante. Que has sido capaz hasta de ponerme celosa. Que eres una seca y una egocéntrica. Que muchas veces no te das a razones. Que eres extremadamente cabezota. 
Pero… Que vale, que sí, que no ha pasado ni un solo día en el que no hayas conseguido hacer que sonría. Que has estado ahí, apoyándome, en mil momentos malos. Que me has hecho ser especial. Que me has demostrado un porrón de cosas. Que has hecho que me quite la venda de los ojos. Que me has hecho reír a carcajadas infinidad de veces. Que has hecho que no me arrepienta de nada. Que me has demostrado que confías en mí y que yo puedo hacer lo mismo contigo. Que me has defendido. Que me has entendido. Que me has dado mil abrazos fuera el día que fuera. Que me has llamado ‘’enana’’ otras mil veces porque sabes que me encanta. Que me has dejado compartir muchos momentos contigo en tan poquito tiempo. Que has sido capaz de demostrarme lo mucho que vales desde el principio. Que te has ganado que te agradezca las cosas mil veces. Que has hecho que este maldito verano haya tenido algo positivo. Que has hecho que brinde por muchísimos años contigo.
Que vale, que sí, que te quiero.

Esa inmensa masa negra que hay cuando cierras los ojos.

Y puestos a reflexionar... Cuántas vueltas da la vida. ¿no?
Un día le coges manía a una persona por el simple hecho de estar con alguien y al cierto tiempo es... Al cierto tiempo es alguien a quién ni siquiera puedes describir. 
Quién te entiende, quién te escucha, quién te abraza, quién sabe en muy poco tiempo cuándo te pasa algo y qué es ese algo.
La vida me ha demostrado que no hace falta mucho tiempo para conocer a alguien, que no por más tiempo que lleve a tu lado esa persona va a saber en mayor medida cómo sacarte sonrisas, 
Me conoce. Conoce todas mis manías. Sabe como picarme, como hacerme sentir bien, cómo hacerme pensar, cómo hacer que me olviden de las cosas por un momento. Sabe de sobra lo que tiene que hacer para hacer que ría a carcajadas. Sabe todo lo que me encanta, y todo lo que no.
La conozco. Conozco sus reacciones, sus palabras, todas sus sonrisas. Conozco su voz gritando en mi oído. La conozco de fiesta, de tranquis, rayada, ilusionada... La conozco desmadrándose, haciéndome pasarlo mal, borracha. Sé cómo hacerla reír y sonreír. Sé cómo picarla, me sé su vida en verso. Conozco la faceta que la cuesta mostrar a mucha gente. 
Y todo esto lo hemos logrado en cosa de cuatro meses. 
Nada de esto me hubiera imaginado... La vida da muchos palos, si, pero con ella al lado siento que ninguno podrá hundirme del todo. Es como una cadena, un lazo fortísimo. Un lazo que hace que cuando una está abajo, la otra inmediatamente está ahí para subirla, sin avisos, sin peticiones. Por el simple hecho de que ya no podemos vernos sin sonrisas, que yo sin la suya ya no soy nadie.

Me entiende.

Párate a pensar y dime: ¿Tú también tienes a esa persona al lado que siempre te entiende?
Si, esa a la que la cuentas cada cosa que te pasa y te suelta un: ‘’Te entiendo, de verdad que te entiendo’’.
¿Si? Pues yo también la tengo. Y es más especial que cualquiera de las vuestas. :)


Ella no es la persona que más habla del mundo, más bien es todo lo contrario. Ella no te habla de cosas tontas o sin sentido, te dice lo que en realidad importa. Ella es esa persona que se queda un día de verano hasta las seis de la mañana hablando contigo teniendo que levantarse a las dos horas solo porque sabe que algo no va bien, y no piensa irse hasta hacerte sonreír. Ella es la que te dice que te quedes con lo bueno de todo y pases de lo malo, y también es la que haría exactamente lo mismo que tú haces y sentiría lo mismo que tú sientes, y te lo dice. Ella es la que siempre tiene la capacidad de sacarte una sonrisa con solo escribir una frase, porque sabe cuál es la adecuada para cada momento. Ella es la que te pide por favor que sonrías, sea el día que sea. Ella es la que escucha cada uno de tus problemas y luego te niega que la hayas aburrido a pesar de que haya sido una chapa tremenda. Ella es quién se va de fiesta y no baila. Ella es quién desayuna colacao con gominolas sin azúcar y come macarrones con nocilla. Ella es quién se pone a ver la saga entera de Harry Potter cuando sacan la última película. Ella es la que ama a Bisbal tanto como le amo yo, porque obviamente, es el mejor del mundo y la que en verano cada vez que salía en la radio me pasaba el enlace para que lo escuchase. Ella es la que después de decirme que Terelu viene comida de casa me llama inculta por no ver el Sálvame. Ella es la que tarda una hora entera para comer lo mismo que come un pajarito. Ella es la que después de haber hablado contigo un día malo y haberte sacado una sonrisa, no contenta con eso te manda un sms y te hace llorar. Ella es esa persona que está borracha en fiestas, ve a alguien que lleva la misma camiseta que tú en moreras y le pregunta si te conoce. Ella es esa que no se disfraza en clase porque la da vergüenza. Ella es esa a la que todo el mundo dice que mira mal a la gente sin que eso sea cierto. Ella es la que mientras come no bebe, porque no la dejan. Ella es a la que aún debo una tarde con pizza de jamón york y queso, porque la de cuatro quesos no la va. Ella es a la que saludo con una canción solo porque la hace sonreír. Ella es la que odia a su dentista porque la tima. Ella es a la que voy a ver a las dos de la mañana porque no encuentro otra manera de hacerla sonreír. Ella es la que te da un abrazo cuando más lo necesitas y te recuerda que estará ahí para lo que necesites. Ella es la que me dice que lo hecho, hecho está y que no te sientas culpable. Ella es a la que en invierno se la ponen las manos moradas del frío. Ella es esa persona con la que empezaste a hablar pidiéndola perdón por haberla tirado una pipa a la cabeza por error. Ella es esa persona increíble a la que quiero tener siempre al lado, porque de verdad, me entiende.


¿Sabes? Hace no mucho tiempo, en una de estas noches que todos tenemos en las que no conseguimos dormirnos fácilmente, de esas en las que miras al techo tumbada en la cama sin pensar en nada en concreto y acabas reflexionando sobre todo y todos los que te rodean, estuve pensando en quiénes consideraba amigos.
Visto lo visto, últimamente con todo lo que ha pasado, me he dado cuenta de que creía tener al lado a gente que, con sus actos, me ha demostrado que nunca lo ha estado realmente.
También estuve pensando en este verano. Han pasado muchas cosas, he discutido, y empezó todo por lo que ahora he perdido a gente que esperaba tener siempre conmigo. 
Y me di cuenta de que no ha sido precisamente un verano para recordar. Seguí pensando, y, entre toda esa mierda, tenía que haber algo bueno, ¿no?
¡Y tan bueno! En ese mismo momento me viniste a la cabeza, y mi boca esbozó una sonrisa. Caí en la cuenta de que la frase ‘’Cuando una puerta se cierra se abre otra más grande’’ es totalmente verídica. Pensé en todo lo que me ha ocurrido desde ese 18 de junio, tanto en lo bueno como en lo malo, en todo lo que había ocurrido desde esa primera charla de unos más o menos 50 privados que tuvimos, de cómo empezamos a hablar.
Seguramente esta amistad ahora existente entre nosotras es fruto de mi borrachera de aquel día, o de la tuya. La verdad es que eso es lo que menos me importa. No sé si creo o no en el destino, últimamente no tengo nada claro. No sé si lo que nos pasa a cada uno está escrito, o si lo decide uno mismo en el mismo instante con sus actos, lo que sí sé es que te cruzaste en mi camino, y supimos aprovecharlo. Sé que en el mismo momento en el que intercambiamos palabras, risas y un par de besos, me di cuenta de que merecías la pena. Se veía en tus ojos que eras sincera y muy amiga de tus amigos y, poco a poco, eso es algo que me fuiste demostrando al principio y que no has parado de demostrarme. Y eso me hizo tener una confianza enorme en ti, tú te ganaste todo esto.
Y es que, en efecto, has estado en todos y cada uno de mis días malos no permitiéndome esconder ni una sonrisa. Has hecho lo posible día a día por que me olvidase de lo malo y me quedase con lo bueno. 
Cuando algo malo pasaba por mi cabeza ahí estabas tú, para sacarme una sonrisa probando de mil maneras diferentes, sin importarte el tiempo, el lugar o quién estuviese alrededor.
Y la verdad es que ya no sé de qué manera agradecerte todo esto. Sigo pensando que me quedo corta diciéndote que te mereces un mundo, que eres la mejor persona que alguien se puede encontrar, pero es cierto que no se me ocurren palabras que decirte a ti. 
Y es que tú eres especial. Tienes una manera muy particular de hacer las cosas, y me encanta. No juzgas a nadie por lo que hace o deja de hacer, porque es su vida y piensas que tú no tienes por qué decir nada, valoras todas y cada una de las cosas que hacen por ti. Y eso es algo que muy poca gente hace. Como ya te he dicho, todos estos, aparentes, pequeños detalles hacen de ti esa gran persona que espero, nunca cambie.
Por último, he de decirte que, desde hace un tiempo, no tengo claro cuánto van a durar las cosas sean con quién sean, así que no puedo decírtelo. Lo que sí puedo asegurarte es que aprovecharé al máximo cada rato que pase contigo, que te haré sonreír siempre que pueda y que, cuando no, estaré ahí para darte un abrazo y secar tus lágrimas. Te puedo prometer que voy a estar aquí siempre que me necesites, y cuando no, también, porque te lo mereces todo y mucho más.
Te he echado mucho de menos.